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viernes, 1 de octubre de 2010

Breve reflexión escrita hace tiempo y recién encontrada...

No quiero luchar contra tu recuerdo ni fingir que nunca me importaste, sino tan solo dejar que nuestra historia se vaya difuminando poco a poco, perdiéndose entre la niebla del olvido...

Es obvio que iban a haber cosas buenas, siempre las hay... Pero siendo prácticos, si lo nuestro hubiera sido un negocio y se hiciera un análisis costo-beneficio, hace mucho que el saldo habría arrojado números rojos...

martes, 12 de enero de 2010

La vida...

¿Y qué es la vida? La vida es como el Camino de Santiago... Y no hay que perder de vista ni el camino ni la meta...

La meta es volver a casa; sin embargo, durante el camino podemos estarnos lamentando constantemente por lo lejos que estamos de la meta y sentir una gran nostalgia por nuestro hogar, pero entonces estaríamos dejando de contemplar, de aprender y de disfrutar todas las maravillas que el camino nos ofrece: los hermosos y variados paisajes, los momentos de soledad y silencio, los de compañía, los encuentros casuales con gente interesante, los momentos de cansancio, el enorme alivio y gozo que se siente al descansar o llegar a un albergue; la satisfacción de ir descubriendo a nuestro paso señales inesperadas que nos guíen, especialmente ante las grandes encrucijadas (lo cual nos recuerda que alguien nos guía y desea que podamos llegar de nuevo a casa, sanos y salvos) o incluso, en momentos de camino llano (confirmándonos así que estamos yendo por el buen camino).

Nosotros no decidimos emprender el camino (o tal vez sí, pero ahora no lo recordamos); sin embargo, lo que importa es que al despertar, descubrimos que ya estamos en él. Podríamos dejar que la tristeza por estar lejos de nuestro hogar nos haga desfallecer, pero eso sería lo peor que podríamos hacer, pues no sólo nos estaríamos perdiendo de la oportunidad de recorrer este interesante camino, sino que tampoco podríamos volver jamás a ese anhelado hogar. Sin embargo, si vamos andando y observando el camino con curiosidad y amor, al final de cada jornada encontraremos una doble satisfacción: la propia experiencia del camino; y el saber que cada vez estamos más cerca de casa, donde Alguien muy especial e importante nos espera con los brazos abiertos.

Por otro lado, pueden haber momentos en los que el camino nos absorba de forma que nos olvidemos de la meta. Este otro extremo tampoco es bueno, pues corremos varios riesgos: perdernos; detenernos innecesariamente en el mismo lugar por mucho tiempo y estancarnos; darle demasiada importancia a cosas que no la tienen; dejar de ver las señales que nos guían; olvidar que las etapas difíciles del camino son sólo eso: etapas; o sentir un enorme vacío, sinsentido y aturdimiento, por creer que caminamos a la deriva y olvidar que tenemos un verdadero hogar, en cuyo caso podríamos ver todo como partes inconexas, perder la alegría y tal vez, hasta andar en círculos.

La elección es nuestra...

Árbol de invierno...

- Realmente es diferente a lo que pensaba... Creía que todo sería tristeza, vacío y desolación, pero no es así. Ahora descubro algo muy importante: LIBERACIÓN.

Daba mucho miedo, como todo lo desconocido, perder mis hojas, pero con ellas se han estado yendo también tristezas, dolores, miedos, culpas, traumas, ansiedad, inseguridades... Y ahora me siento más fuerte y más valiente... Porque tuve la valentía de renunciar a esas hojas, a todo lo que tenía; y de quedarme vacío y desnudo... En la debilidad está la fortaleza. Perdí todo y me lancé al vacío, renuncié a todo lo que tenía seguro y aquí estoy, aun sigo vivo... Y un nuevo rayo de esperanza comienza a nacer... Porque es hermoso liberarse de viejas cargas; y es sano dejar atrás hojas secas y sin vida que sólo me estorbaban, pesaban e impedían que la luz del sol me acariciara directamente...

Ahora sé que yo no valgo por esas hojas, sino por mí mismo: por mi semilla, por mis raíces, por mi tronco, por mis ramas... Y quiero dar fruto y darlo en abundancia, pero era necesario pasar por este proceso... Sin muerte no hay vida... Sin dolor no hay gozo... Sin renuncia no hay dones...

No sé lo que pasará, pero la renovación está cerca y de hecho, ya comenzó... Gracias, naturaleza, porque eres sabia...

- ¡Pero tal vez vengan noches heladas! ¡Y días en que el no tener hojas haga difícil que puedas reconocerte a ti mismo!

- Lo sé, pero ahora también SÉ que no estoy solo... Y eso es tal vez lo más importante... ¿Y esa sonrisa?

- Es la esperanza... Tienes mucha razón... No sé lo que vendrá, pero sí que será mejor; y será interesante el proceso de irlo descubriendo. ¡Yo esperaré contigo la llegada de la primavera!

Pensamientos varios surgidos en el avión

- Cuando una cosa termina, otra comienza =)

- Las cosas de la vida definitivamente son inesperadas e interesantes...

- No tengo todas las respuestas y no tengo por qué tenerlas, tan sólo soy un ser humano...

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Soledad en Madrid...

El mundo es el doble de incierto sin ti... Pero al parecer tú estás ya muy tranquilo sin mí...

Cuando estabas tú todo era más sencillo... Podía pensar en si éramos los indicados o no, si sería amistad o amor, preocuparme por algunos días si teníamos algo por resolver o por la imagen que tendrías sobre mí, pero hasta ahí... Tal vez no era plena, pero me sentía sobre una base... Ahora esa base ya no existe...

Tal vez todo esto era necesario pero ¡cómo duele! Madrid está iluminado y adornado precioso y sin embargo, nada parece tener sentido... Las tiendas de regalos ya no son lo mismo sin tener a "ese alguien" a quien darle esos regalos... ¡Y cuánta soledad se siente sin ya tener con quién comentar si tal vez el mundo es como The Matrix o si el desarrollo es algo demasiado complejo como para resolverlo y entre cada momento filosófico, darnos un beso y abrazarnos!

Duele, duele demasiado... No sé si te extraño a ti o simplemente, el sentir que había alguien con quien podía o podría hacer eso y ya no pero, ¡cómo duele! Y son cosas con las que no cualquiera puedes hablar...

Duele también pasar por el Café de Van Gogh, donde alguna vez sentí tanta atracción por ti y la esperanza de que lo nuestro sí podía ser... Duele incluso pasar por el Mc Donalds y recordar tantos desayunos dominicales ahí... Y más aun, yendo con amigas, pasar por la puerta de la iglesia donde tomamos nuestras pláticas prematrimoniales, sin decir nada, como si ese lugar no me trajera ningún recuerdo... El recuerdo de un compromiso fallido, de unos planes rotos...

Llorar sorpresivamente por las calles de Madrid... ¡Ya me cansé de eso! Madrid... ¿Qué eres para mí? No acabo de descifrarlo aún, pero hasta ahora has sido en parte lugar de sueños y esperanzas de amor coartados... Hace ocho años, paseaba por tus calles con nostalgia, soñando con que mi amor de ese entonces recorriera un día esos mismos lugares conmigo y algunos de tus rincones me llenaban de nostalgia... Hace menos años, andaba por tus calles de la mano de un nuevo amor y al parecer serías la ciudad que coronaría ese noviazgo convertido en matrimonio, tras años de distancia... Y ahora, ahora nuevamente eres para mí soledad, silencio, vacío...

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Conversación con el árbol de otoño

- ¡Tengo frío! Ya se me han caído muchas hojas y en este momento hay otra queriendo desprenderse. ¡No quiero que ella también me abandone!
- ¡Pero esa hoja está seca! ¡Ya no tiene vida!
- Lo sé pero, ¡ha estado conmigo desde hace tanto tiempo! Gracias a esas hojas que ahora se van no me sentía tan solo e incluso, me daban cierto calor. ¡Sin ellas me sentiré desnudo! Cada hoja que cae, aunque seca, es un dolor, es dejar ir una parte de mí que estaba muy arraigada…
- ¡Pero no puedes evitarlo! Si buscas retenerlas, sólo te harás más daño… Sé que duele, pero es un proceso natural… Ellas solas al quedarse completamente secas, caen…
- ¡Pero me quedaré totalmente desnudo! Me veré (y estaré) muy triste sin ellas. No sé si podré sobrevivir… Cada vez siento más helado el ambiente y temo morir de pena y de frío… Y además, sin ellas, difícilmente me podré reconocer a mí mismo…
- ¡Eso no pasará! ¡Ten fe, confía!
- Trato pero, ¡es tan difícil! Es sentir que mi ser se va cayendo a pedazos sin que pueda evitarlo… Incluso, siento que una de mis ramas más antiguas será podada… ¡Es demasiado dolor!
- Calma, aférrate a la vida… Será difícil y habrá frío y viento, a veces muy intensos, pero también la luz del sol te iluminará en las mañanas; y en las noches, la luna y las estrellas no te abandonarán.
- Pero, ¿y qué es la vida? ¿Qué sentido puede tener la vida para mí ahora, sintiéndome cada vez más seco, solo, vulnerable, vacío y con frío?
- Es normal que te sientas así, pero todo esto pasará y verás que habrá valido la pena… Aunque a veces parezca eterno el invierno, la primavera llegará y con ella renacerás… Te saldrán hojas nuevas, un hermoso follaje, incluso de la rama podada saldrá una más fuerte y resistente, que alojará a muchas nuevas y brillantes hojas… Todo este periodo lo verás como algo lejano y ni siquiera extrañarás a esas hojas y rama secas que hoy estás dejando ir… Hoy forman parte de ti y las ves ir con dolor, pero tú mismo te admirarás y maravillarás de descubrir todo el potencial y la belleza que puedes desarrollar…
- Parece demasiado bueno para ser verdad… Pero, ¿cómo lograré resistir de aquí a eso? ¡No me siento capaz! ¡Siento demasiada fragilidad!
- Valdrá la pena, te lo aseguro… Sólo confía y en los momentos de más frío y dolor, sólo déjate llevar, dirige tu mirada al cielo y clama a tu creador, El te sostendrá… Sé que es difícil, pero nadie puede pasar por todo esto en tu lugar…
- ¿Y qué más puedo hacer en esos momentos de inquietud, angustia, soledad y dolor?
- Puedes cerrar los ojos y descansar… Puedes también abrir tu alma a la esperanza y recordar que esto no será eterno y que aunque ahora no puedas vislumbrar lo hermoso que serás al finalizar esta etapa, ese momento llegará si tan sólo te entregas y dejas que el jardinero maestro y la naturaleza trabajen en ti… Sólo déjate guiar y espera con paciencia… Puedes también comunicarte con los árboles que te rodean… Aunque veas algunos pinos llenos de vida, te aseguro que también encontrarás otros árboles que están pasando por lo mismo que tú… Juntos podrán darse ánimos para hacer más corta la espera…
- Suena sencillo, ¡pero a ratos me siento desfallecer! Si tan solo me comprendieras, sabrías lo difícil que es… Un momento… ¿Y esas lágrimas?
- ¡Claro que te comprendo! Estoy pasando exactamente por lo mismo que tú, aunque sea un ser humano… ¡Déjame abrazarme a tu tronco! ¡Juntos saldremos de esto!